22 mar 2010

Lunes

De vez en cuando, una vez que ya ha anochecido, me gusta poner algo de jazz y tumbarme a pensar mientras fumo. Me ayuda a darme cuenta de demasiadas cosas, y a darles la oportunidad de ser borradas de mi cabeza. Aunque, claro está, me encuentro con pensamientos que no puedo borrar alguna que otra vez. Esos son los que más odio, los que quieren quedarse a toda costa para recordar que hay daños colaterales que perduran.

Hoy, como no iba a ser menos, quise borrar cosas de mi cabeza, encontrando así una herida que parece que durará años. Suerte que el tiempo y la distancia todo lo curan; y dicho esto, qué ganas de llegar a casa.

1 comentario:

Vittorio dijo...

Yo creo que las heridas perduran hasta que tu no quieres cuidarlas...Borrar los pensamientos es imposible,de echo somos como esponjas...
Ademàs tenemos que preocuparnos de putear en el presente.
Eres listo y sensible...
Vittorio.