6 abr 2010

Segunda parte.



Ocho días en casa cambian la mentalidad de uno en grados que creía inalcanzables. Volver a ver a mi gente siempre es un placer, y no dejo de demostrárselo día a día porque ellos son el cómo y el porqué de muchas cosas en mi vida. Ahora que la lluvia nos da una tregua en el norte y el sol se decide a honrarnos con su presencia empieza la segunda parte de mis vacaciones. A Coruña, here we go.

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